<< De repente cae de rodillas
ante mí, con la cabeza gacha, y las manos extendidas sobre los muslos. Inspira
profundamente y se queda muy quieto. ¿Qué?
- Christian, ¿qué estás haciendo?
Él sigue mirando al suelo, no a mí.
- ¡Christian! ¿Qué estás haciendo?
–repito con voz estridente. Él no se mueve-. ¡Christian, mírame! –ordeno
aterrada.
Él levanta la cabeza sin dudarlo, y
me mira pasivamente con sus fríos ojos grises: parece casi sereno… expectante.
Dios
santo… Christian. El sumiso.>> Cincuenta Sombras más Oscuras, de E. L. James.
Esta puede ser una de las escenas más sobrecogedoras de la saga. Aquí llegas a pensar que el pobre Christian está realmente destrozado como para que en su cabeza ocurriera una especie de corto circuito, que lo lleva a someterse a la voluntad de Anastasia. En ese momento estaba verdaderamente desesperado... A mí se me saltaron las lágrimas.
Laters, baby...
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